Cuando empezó 2020, nadie se imaginó cómo cambiaría el mundo entero y nuestros hábitos al mismo tiempo. La forma en la que trabajamos se ha visto muy afectada, aunque ya había muchos que teletrabajaban desde antes, especialmente en el sector digital. Kypseli fue pensado desde sus comienzos como un estudio en remoto, por lo que los procesos y la cultura fueron definidos teniendo también ese factor en cuenta.
Hoy, quería contar cómo trabajamos nosotros y los pasos que seguimos para que el trabajo en remoto no sea un problema. Decir antes de nada, que esta es nuestra experiencia y en un sector en el que no es necesario estar físicamente en un sitio en concreto.
Cultura
Voy a empezar por el plato fuerte: La cultura. Es un tema que nunca se tiene muy en cuenta cuando hablamos de teletrabajo pero, personalmente, creo que es el punto que más impacto tiene.
En el futuro, hablaremos más a fondo sobre la cultura empresarial pero, resumiendo un poco, la cultura puede ir orientada en cuatro direcciones: Control, competencia, cultivo y colaboración. Cuanto más nos dirigimos a una cultura de control, más complicado será implantar un modelo de teletrabajo en la empresa. Una cultura alejada del control favorece el teletrabajo e incluso nos vuelve más productivos, ya que tendremos menos distracciones durante el día.
En el caso de Kypseli, estamos desarrollando una cultura de crecimiento o cultivo. Aún así, también compartimos muchos de los aspectos del colaborativo. En una cultura de colaboración, también se nos presentan varios obstáculos, que analizaremos en este post.

Comunicación
Como te comentaba hace un momento, la colaboración es uno de nuestros pilares clave. Ya sea entre nosotros, con clientes o con colaboradores, la comunicación es clave para un buen trabajo en equipo. Necesitamos un medio de comunicación que permita al equipo hablar con agilidad y de forma efectiva. Es importante tener canales separados para categorizar el tipo de información que recibimos y para que el contenido que se va generando sea fácil de encontrar en un futuro.
Para dudas pequeñas que se resuelven en una línea, el chat está bien. Sin embargo, nos hemos dado cuenta de que para cualquier problema que necesite de más de dos interacciones, decidimos que una videollamada rápida es más efectiva.
Reuniones
Tenemos reuniones para planificar cada día, semana, mes, trimestre y año, para contar en qué estamos trabajando cada uno, detectar bloqueos, saber si podemos ayudar, coordinarnos para el resto del día… Y todo esto a través de videollamada, ya que facilita la comunicación y el tiempo que dedicamos a ello.
Aunque no es una característica únicamente del trabajo en remoto, tenemos muy en cuenta la puntualidad y los tiempos de reunión para optimizar nuestra eficiencia.
Interacciones
Como he comentado, intentamos hablar directamente cuando necesitamos algo concreto que no serán un par de preguntas y respuestas. Y esto es por dos motivos:
- Eficiencia: Ahorramos tiempo de preguntar, esperar a probablemente otra pregunta, a la respuesta y a la respuesta a la primera pregunta.
- Interactuar: Cuando teletrabajamos esporádicamente en remoto, tal vez no sentimos la necesidad de hablar con las personas porque el resto de días las ves en la oficina. Sin embargo, después de varios meses, nos dimos cuenta de que era agradable (incluso necesario) hablar de vez en cuando más allá de para planificar el día en 10 minutos. Esto nos permite empatizar más con nuestro interlocutor, crear una unión más sólida en el equipo y aumentar la productividad. Además de eso, una conversación algo más distendida nos daba lugar a sacar nuevas ideas, posibilidades y soluciones que de otra forma no se habrían dado.

Vida profesional y personal
Para la gran mayoría de la gente, nos es complicado separar los espacios personales y profesionales. Para que sea lo más efectivo posible, lo mejor es separar los espacios físicamente, para que una vez terminada la jornada laboral, podamos cerrar y recoger todo. Algunos trabajamos con el mismo equipo personal, y también necesitamos separar ambos espacios dentro del mismo ordenador para que no interfieran negativamente.
Esto evidentemente también debería aplicarse al trabajo presencial, pero olvidarse del trabajo se vuelve más complicado cuando compartes el mismo espacio.
Hay gente a la que no le estresa de manera significativa, hasta que prueba a separar los espacios y se da cuenta de que sí le estaba afectando mucho más de lo que imaginaba.
¿Algo más?
He intentado resumir los puntos más importantes para trabajar en remoto y no morir en el intento. Personalmente, entiendo perfectamente que haya gente que prefiera el trabajo presencial al remoto, y viceversa, además de que depende enormemente de la naturaleza de este. Sea lo que fuere, espero que llegue el día en el que cada uno pueda elegir libremente dónde trabajar.
Si tenéis más ideas que queráis compartir, no dudéis en comentar o mandarme un mensaje para mejorar nuestra forma de trabajar.