En esta ocasión quería compartir con vosotros un tema recurrente que nos hemos encontrado en nuestras conversaciones tanto con emprendedores como con responsables de programas de aceleración e inversión. Se trata de la falta de foco: uno de los principales errores de las startups.
Si ya habéis estado en contacto con el ecosistema emprendedor, es muy posible que la palabra “focus” os resulte familiar. No es extraño verla impresa en carteles, muros o en ciertas publicaciones. Vamos a ver algunos ejemplos de en qué se traduce esta falta de foco y el impacto que tiene para las startups.
Experimentos… a pequeña escala
Todos sabemos que las startups deben experimentar para validar sus hipótesis e iterar para conseguir un producto que encaje en el mercado. Ahora bien, ¿os suena la frase de “mi target de usuarios es de 18 a 65 años”, “lancemos el producto en varios idiomas, porque nuestro alcance es internacional”, o el “arranquemos con Android, iOS y web”?
Las startups son buenas experimentando a pequeña escala y validando una cosa cada vez, por una limitación de recursos. Aprovechemos al máximo esta ventaja. No nos dejemos mover por el miedo a una posible competencia, o a la pérdida de potenciales clientes. No alcanzaremos el éxito por hacer todo de golpe, sino por hacer las cosas bien.
Pensad siempre cual es la menor escala que tiene sentido para vuestros experimentos. No infravaloréis el coste de abarcar más de lo necesario. Un producto digital, por ejemplo, tendremos que diseñarlo y prepararlo de formas diferentes para una persona de 18 años que para una de 65. Las propias campañas de marketing, los canales de captación y la comunicación que hagáis serán diferentes, por lo que requerirán más dedicación. Lanzar un producto a una escala mayor también supondrá mayores costes de atención al cliente, logística, internacionalización, etc.
En resumen, enfocad vuestros experimentos a pequeña escala y evolucionad a partir de ahí.

Cada etapa tiene sus necesidades
Cuando nos pongamos manos a la obra nos daremos cuenta de que cada vez aparecen más requisitos sobre la mesa. Los inversores nos pedirán cifras de crecimiento, retención o monetización. Nos daremos cuenta de que sin hacer más publicidad no conseguiremos más usuarios. Escuchamos hablar sobre las métricas del pirata (AARRR) y sentimos la necesidad de mejorarlas todas. La lista es considerable, y depende mucho del tipo de startup.
Pero como comentamos antes, jugamos con recursos limitados. No podemos tratar de abarcar todo esto al mismo tiempo. Intentarlo nos hará malgastar tiempo y recursos muy valiosos, ya que no podremos llevar a cabo demasiados objetivos de forma efectiva. De hecho, está más que demostrado que la multitarea no solo no es eficiente, sino que nos penaliza.
Por eso es importante entender en cada momento en qué etapa estamos y cuáles son nuestros principales objetivos. Enfocarnos y encontrar la forma más rápida y de menor coste para alcanzarlos, consolidar el resultado, y seguir trabajando a partir de ahí.

Un viaje sin dirección no tiene sentido
Misión y visión son más que frases llamativas para atraer la atención sobre nuestra web. Representan el rumbo estratégico a seguir tanto a corto como a largo plazo. Son de vital importancia ya que nos ayudan a mantener el foco y a tomar decisiones de forma mucho más efectiva.
Por supuesto, el camino de una startup está marcado por la incertidumbre. Debe explorar y parchear o pivotar según sea necesario. Pero eso no significa que no deba tener clara la dirección hacia donde se dirige.
Tomaos el tiempo que sea necesario, y cuanto antes mejor, para definir vuestra misión y visión. No solo os dará una mayor seguridad a la hora de tomar decisiones sino que también os ahorrará mucho dinero y esfuerzo en tareas que no estén alineadas.
Aunque estos puntos suenen muy evidentes, la experiencia nos dice que en el día a día prevalece el caos (aparentemente controlado) frente al foco. Sobre todo en las primeras etapas de las startups, donde no es extraño encontrarnos con emprendedores muy enfocados en la idea o el producto que quieren conseguir (el corto plazo). Pero recordemos que una startup es mucho más que una idea, y que llegaremos al éxito por hacer las cosas bien, no (aparentemente) más rápido.
Con este pequeño post espero haberos animado a que, al menos, os planteéis estas cuestiones a lo largo de vuestro camino al éxito. Y sobre todo, que os eviten algunos de los errores más frecuentes de las startups (que no todo son problemas de financiación).
Como siempre, ¡os animo a compartir vuestras propias experiencias con la comunidad! Sobre todo los errores y fracasos, ya que es donde más podemos aprender.