Siempre he escuchado frases como «para emprender es imprescindible aprender a delegar tareas», y he estado de acuerdo. Pero como en muchos de los consejos que se dan a emprendedores, es mil veces más fácil decirlo que hacerlo. En este post, vamos a tratar de ver qué nos lleva a no delegar y los pasos a seguir para hacerlo con éxito.

Qué es delegar

Delegar es básicamente transferir nuestro trabajo a otra persona, definiendo un objetivo y proveyendo a esta persona de autoridad para ejecutar dicha tarea. 

Podemos delegar cualquier tipo de tarea: lavar los platos, cocinar (restaurantes), planchar la ropa (lavandería)… crear una web, realizar una campaña de marketing o llevar a cabo un estudio de mercado. 

Cuando emprendemos, encontramos dos niveles de delegación:

  • A nivel interno: Encomendamos la tarea a alguien del equipo que tenga mayor conocimiento en la materia o mayor disponibilidad
  • A nivel externo: Decidimos externalizar el trabajo a un tercero. En este caso, las razones pueden ser múltiples y las veremos más abajo.

Problemas al delegar

Está muy bien aquello de «delega todo lo que puedas y ocúpate de lo realmente importante» pero, ¿qué es lo importante? ¿Qué tareas debo delegar y cuáles decido realizar personalmente?

El miedo a delegar

Lo cierto es que, cuando arrancas un proyecto, lo único que estás pensando es en todo lo que tienes que hacer y quieres gastar lo menos posible en las cosas que no sabes hacer. Incluso en muchas ocasiones estás dispuesto a pegarte con lo que sea y aprender de todo para hacer tú mismo la tarea, porque claro, ¿quién va a preocuparse más que tú por tu negocio?

Al final, te encuentras con que estás haciendo todo internamente, intentando ahorrar costes en todo lo que sea posible. Contratar a un desarrollador junior para que se encargue de todo lo que tenga que ver con ordenadores, que vaya aprendiendo un poco de diseño también para que sea más vistoso, pero que aprenda SEO y nos posicione la web, que queremos que aparezca el primero en Google. 

Las razones principales que nos llevan a no querer delegar tareas son:

  • Competencias: Confiar la tarea a alguien menos capacitado que yo. 
  • Coste: Los recursos que se invierten en delegar una tarea.
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Remi Walle – Unsplash

El coste de no delegar

Está muy bien querer llevar todo internamente y, aunque una sola persona tenga el conocimiento para llevar a cabo todas las tareas (que al final sí debería en cierta medida), seguramente no disponga del tiempo suficiente para dedicarse a todo ello. 

Y es que, aunque tengamos la capacidad de hacer todo lo que es necesario hacer, no tenemos que hacer todo. A lo mejor hay personas que lo harían mejor y más rápido. ¿Por qué no confiarles la tarea mientras nosotros nos encargamos de lo realmente importante?

Ejemplo real: nuestra web

En nuestro caso, tenemos un claro ejemplo de no haber delegado y haber invertido demasiado tiempo por no ser especialistas: nuestra web. 

Error n.1: Competencias

Desde un principio, decidimos crear nuestra web por nuestra propia cuenta, ya que tenemos algo de experiencia con la maquetación front-end y sabemos programar. Si a esto le sumamos la ilusión de que estás creando tu propio sitio web, estábamos motivados para crear una web atractiva que mostrase al mundo lo que es Kypseli. 

A medida que avanzó el desarrollo de la web, nos dimos cuenta de que había muchas cosas que no dominábamos y que tuvimos que ir aprendiendo. Aún así, quizás no incluímos muchos detalles que hubiesen marcado la diferencia por desconocimiento y limitaciones técnicas

Error n.2: Coste

A pesar de que aprendimos mucho en este proceso, el tiempo que invertimos en completar la web fue muy superior al esperado y, por lo tanto, también lo fue el coste. Podríamos haber invertido ese tiempo en otras tareas que tuviesen un mayor impacto en nuestro negocio. Esto nos hizo aprender la lección de que es importante delegar aquellas tareas que no dominamos.

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Neil Thomas – Unsplash

Delega con criterio

Nuestro aprendizaje con esta experiencia se puede resumir en que no es necesario hacer todas las tareas que eres capaz de realizar. A veces se nos presentarán escenarios en los que tenga mucho más sentido delegar aunque tengas unas nociones básicas para saber lo que quieres. Tenemos que calcular cuánto estamos dispuestos a invertir en cada parte de nuestro negocio y cuánto nos puede costar de una forma realista. 

Puede haber competencias que sí te interese desarrollar e invertir tiempo en aprender. Es muy importante ser capaz de detectar cuáles son las prioridades dentro del negocio y a qué pata vamos a dedicar más recursos y esfuerzo. Hemos de tener en cuenta que cada caso es muy distinto y al final las prioridades pueden variar mucho según el negocio. ¡Esta parte te la dejo a ti!

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