En este post quería seguir la línea del anterior hablando un poco del mundo de las startups y el emprendimiento. En concreto, sobre la montaña rusa emocional por la que pasamos los emprendedores y los altibajos con los que nos toca lidiar. La idea es que esta información nos ayude a entender mejor las etapas del camino. Que nos dé un poco de visibilidad sobre lo que está por venir y así poder anticiparnos.
Para que os hagáis una idea, esta es la pinta que tiene el camino. En el eje vertical representamos nuestro nivel de felicidad. En el horizontal, el avance del tiempo. ¡Vamos a ver qué nos espera en cada etapa!

1. Viviendo el día a día
Podríamos decir que antes de que llegue a nuestra cabeza esa gran idea para emprender estamos en un estado emocional neutro. Ni necesariamente contentos ni tristes, simplemente viviendo nuestro día a día.
2. Entra en escena la gran idea
Un día una idea brillante irrumpe en nuestra cabeza. Empezamos a darle forma. ¡Es una idea revolucionaria sin duda! Se disparan nuestros niveles de felicidad y motivación. Compartimos la idea con nuestros conocidos, a todo el mundo le encanta, ¡parece que tiene potencial!
Y un día lo vemos claro. Nos lanzamos a la aventura e incluso empezamos a buscar un equipo para empezar a trabajar en esta idea. ¡Nos vamos a comer el mundo!
3. Y chocamos con la realidad
Pero pasado un tiempo, aparece la realidad y empiezan los problemas. Las primeras encuestas no dan los mismos resultados que las opiniones de nuestros conocidos. El trabajo va más lento de lo esperado. Empiezan a surgir nuevas áreas a las que prestar atención y que no habíamos considerado. La motivación inicial empieza a decaer y se va perdiendo esa visión inicial. Realmente pueden pasar mil cosas aquí.
Parece que ya no va todo como la seda. Que puede incluso que no podamos sacar nuestra startup adelante. Nuestra motivación y felicidad caen en picado.
4. Toca experimentar y aguantar
La realidad nos ha puesto en nuestro sitio. Ahora nos toca atravesar ahora un valle de menos motivación. Un camino duro en el que tendremos que experimentar, pivotar y adaptarnos a esa realidad. Es posible que incluso alguien decida abandonar el proyecto por otra oferta. O que tengamos que retrabajar o reevaluar nuestra propuesta de valor. O que aparezcan algunos roces entre el equipo. De nuevo, pueden ocurrir mil cosas.
Es uno de los momentos más difíciles, y también cruciales. Puede que pasemos meses en esta etapa. Debemos mantener la motivación y la vista en el futuro y en las posibilidades que nos aguardan. Pero no todo es malo. El choque con la realidad nos ha proporcionado algo realmente valioso. Nos ha dado información sobre qué necesitamos cambiar para poder llegar al éxito. Y, además, lo mejor de esta etapa es que es en la que más vamos a aprender.
5. Empezamos a ver la luz
Hemos aguantado y, tras refinar y retrabajar esa idea inicial, y tras haber llevado algún otro batacazo emocional, parece que todo empieza a funcionar. Crece el interés de los usuarios. Las conversaciones con los inversores mejoran. El equipo parece más unido y va recuperando la motivación. En general, el puzzle empieza a parecerse a esa idea inicial que nos ha traído hasta aquí.

6. Subir, subir y subir
Y si todo sigue en esa misma línea, llegaremos al Product Market Fit. El primer piloto funciona y seguimos trabajando en él para evolucionarlo. Sigue creciendo el interés por los usuarios. Cada vez se nos abren más puertas para conseguir inversión. Parece que todo empieza a ir como la seda y volvemos a recuperar la felicidad y emoción inicial, incluso superándola.
Pero que estemos en una etapa mejor no significa que sea fácil. Seguirá habiendo retos a los que enfrentarse, aunque tener el engranaje funcionando nos quita un peso de encima.
Un ejemplo: nuestro camino
Sin duda nosotros hemos ido pasando por varias de estas etapas. Recuerdo ese momento de motivación inicial. La sensación del cambio de empezar un proyecto propio. Las previsiones de “nos irá genial”.
Después llegó el choque con la realidad. Como os había contado en otro post, habíamos descuidado determinadas áreas cruciales. Cada vez se nos acumulaban más cosas que no habíamos tenido en cuenta. Parecía que era imposible sacar todo eso adelante.
Y ahora, después de varios meses, diría que todavía estamos en ese “valle de la experimentación”. Hemos avanzado mucho pero todavía nos queda camino que recorrer. Aún así, seguimos manteniendo la motivación mirando al futuro, al potencial y las posibilidades que se abren ante nosotros.
Cada startup es diferente
Me gustaría que toméis este camino como un ejemplo, una metáfora, no como algo científico. Al final cada startup es diferente. Lo que importa es la idea general ya que casi seguro pasaremos por estas etapas. Con qué intensidad las vivamos o cuánto duren, depende de muchos factores.
Os recomiendo apoyaros en esta idea para intentar entender lo que puede estar ocurriendo y lo que está por venir. Que os ayude para prepararos, sobre todo mentalmente, para tirar del carro y vuestra startup adelante.
Y, como siempre, encantado de conocer vuestras opiniones, de que compartáis vuestras experiencias y de resolver cualquier duda que tengáis.