Millones de palabras se han escrito acerca de si los diseñadores deberían programar o si los programadores deberían diseñar. De la misma forma, podríamos hablar de diseñadores full-stack, desarrolladores full-stack, generalistas y especialistas, dando lugar al eterno debate sobre qué es lo ideal. 

Es totalmente comprensible desear que una sola persona sea capaz de llevar a cabo todas las tareas, tanto tú mismo para ti como una empresa para sus empleados. Sin embargo, es físicamente imposible disponer del tiempo necesario para formarse en todo. Y aún si eso fuese posible, sería mucho más eficiente dividir ese trabajo en otros profesionales que se encarguen de las diferentes partes.

Quien mucho abarca poco aprieta

Os voy a contar la historia de cómo yo quise aprender todo de todo, y fracasé miserablemente en el intento. Yo me considero una persona curiosa, que disfruta de todas las disciplinas que abarcan el diseño. No solo eso, sino que también me gusta aprender de todo lo que me va llegando. Ilustración, fotografía, modelado 3D, economía, marketing, desarrollo web, negocio… Y esto puede llegar a resultar muy caótico.

Lots of looks
Clay Banks – Unsplash

Voy a ponerme un poco técnico para ilustrar mejor mi historia. Si lo preferís, os lo resumo abajo en una línea.

Hace unos años, cuando empecé en esto del diseño web, aprendí HTML, CSS y JS. Profundicé bastante en HTML y CSS3 con precompiladores como LESS o SASS, y más tarde con frameworks como Bootstrap. Pero lo peor empezó cuando empecé a ahondar en JS. Un sector en plena migración desde la web interactiva del jQuery a toda una explosión de frameworks como AngularJS, ReactJS, VueJS, mezclado con el mismo lenguaje para servidor, NodeJS, con cada vez más dependencias para un proyecto que no los necesitaba. Al final, terminé con una maraña de un montón de conceptos que no sabía enlazar.

Resumiendo: empecé a profundizar un poco en todo y no veía un final

No perder el foco

Echando la vista hacia atrás, siento que los mayores problemas que tuve fueron de foco. De no saber enfocar mis esfuerzos en una sola tarea, y dispersarme con facilidad y caer en la multitarea. Podría dividir el problema de foco en dos puntos principales:

No enfocarme a la hora de aprender 

La primera enseñanza fue la de aprender las bases primero. Si nos paramos a ahondar cada vez que vemos algo nuevo, nos veremos inmersos en un mar de posibilidades, que realmente no conocemos. Y realmente puede ser todo paja. 

Tenemos que buscar pronto los conocimientos base. Cuanto antes, mejor. 

Love to learn
Tim Mossholder – Unsplash

Para evitar esto, una de las posibles soluciones sería aprender con un proyecto en mente. Buscar la información necesaria para hacerlo funcionar, sin pensar en si es lo más pulido e ideal para ese problema. Pegarnos con casos reales nos ayuda a encontrarle la utilidad a los conceptos y practicar con ejemplos hará que nos quedemos más fácilmente con lo aprendido.

No enfocarme al trabajar

Cuando somos los encargados de llevar todas las partes de un proyecto, tendemos a pensar en todas las partes del proceso a la vez. En mi caso, diseño pensando en el desarrollo, y mientras, probar el desarrollo para ver si es posible. Esto siempre me ha limitado a la hora de diseñar, sobretodo cuando tenía que desarrollarlo yo. 

Trabajando de forma multidisciplinar, es fácil caer en hacerlo todo a la vez, al estar pensando de un lado al otro. 

El famoso T-shaped person

Por mucho que quiera, uno no puede aprender todo de todo. Entre los conceptos de generalista y especialista, se ha acuñado un nuevo término llamado «T-shaped person». Una persona que conoce en profundidad su campo, pero que tiene un conocimiento general de otras disciplinas, para desarrollar su pensamiento lateral y colaborar de manera más efectiva con otros miembros. 

Después de dar muchas vueltas dentro del mundo del desarrollo web, al final tomé la decisión de quedarme con lo aprendido (que no es poco), y aplicar la regla del 80/20, también conocida como ley de Pareto. Al final, es de gran utilidad tener un conocimiento base (que podríamos considerar ese 20%) que sirva en el 80% de los proyectos que encaremos. 

Aplicar esto nos ayudará a no perder el foco en lo que aprendemos, y al mismo tiempo seguir actualizando conocimientos en nuestro campo e ir profundizando más en él.

Practice makes perfect
Brett Jordan – Unsplash

Sigamos aprendiendo 

Esto es aplicable en múltiples casos, sea cual sea tu profesión. Y en Kypseli estamos convencidos de que una constante formación es clave para la mejora del rendimiento de un equipo. Tener un conocimiento general de otras áreas (especialmente con las que colaboramos) nos facilita encontrar nuevas formas de ayudarnos y ser más productivos en nuestro día a día.